Detenerse frente a tus silencios más ocultos.
Abrir la puerta lentamente y entrar.
Sentarse y recordar su ira a flor de piel,
sus ojos llenos de lágrimas, sus abrazos, sus besos, sus palabras, su cuidado, su ser…
su Te amo y el Te odio.
Cerrar los ojos, sentir el peso del alma y comenzar a asumir.
Amé, desconfié, no respeté y perdí.
Imaginar mil formas de morir,
ver la misma reacción ante el dolor, ante la soledad.
Caer en la cuenta de que a mis 21 años,
jamás… jamás he sufrido sin escapar, sin reemplazar, sin obligarme a creer…
Caer en la cuenta de no ver la necesidad absurda de rodearme de gente que jamás me entregó nada.
Caer y darme cuenta que la he cagado desde siempre.
Darme cuenta de que a un mentiroso cuando dice la verdad, nunca le creerán.
Me Perdí. Terminé Consumiéndome Completamente.
El cigarro se consume a base del mismo fuego que tú proporcionas,
el viento te recuerda que lo expones y cuando lo observas, se acabó.